El concepto que yo tenía como fiesta, en Londres
era totalmente distinto. Mirando a mi alrededor podía observar como los jóvenes
reían, jugaban, bailaban, escuchaban música que salía de unos altavoces enormes
a poyados en uno de los coches y como los acompañaba un vaso lleno de alcohol mezclado
con otra bebida. Tres veces tuve que evitar que Álex aceptara uno de esos vasos
que muchas chicas le ofrecían. Él me suplicaba con la mirada que le dejara
beber pero yo volvía a impedírselo.
—No —dije rotundamente—. Lo que me falta es
tener que aguantarte también borracho.
Mery iba por delante de nosotros y de vez en
cuando se giraba para mirarnos y ver si no nos habíamos perdido, pero era
imposible perderse. A pesar de toda la gente que había todo el mundo la conocía.
Si nos perdíamos tan solo teníamos que preguntar por ella y seguro que alguien
sabría donde se encontraba. Aunque también me aliviaba tener conmigo a Álex y
no estar sola con toda esta chusma, porque eran eso, chusma. Ya tres borrachos
se me habían acercado para que lo acompañara a su coche y Mery me había
comentado que lo que querían decirme era que se lo montarían contigo si los
acompañabas. Qué asco…
—¿Qué estamos haciendo aquí exactamente? —me
dijo más de una vez Álex y yo le había respondido con la misma respuesta.
—No lo sé.
Los tacones me estaban matando. Mery decidió en
el último momento cambiar las sabrinas que había escogido por unos tacones de
ocho centímetros porque, cito textualmente “realzarán más esas piernas tan
largas.” Álex rió ante ese comentario, que no tenía ninguna gracia. Y además el
suelo no podía ser plano y regular no, tenía que ser de gravilla y con baches
que en cualquier momento me rompería un tobillo, o los dos.
Nos paramos delante de un grupo de jóvenes que
Mery describió como pacíficos si no se les molestaba y light, que era que no bebían ni fumaban, pero yo lo dudaba.
—Chicos —gritó para llamar la atención—. Estos
son Álex y Charlotte.
En seguida una rubia con una minifalda, y cuando
digo minifalda es una falda subida hasta las axilas, se acercó a él y lo cogió
del brazo y lo alejó de mí.
—Vamos, suéltate un poco —me susurró Mery al
oído.
Una chica del grupo se acercó a mí y se presentó
como Sheila. Se la veía simpática comparado con algunas otras.
—¿Ese chico era tu hermano? —preguntó mirando a
Álex que se alejaba con la rubia de la minifalda—. Pues esta como un bombón.
¿Tiene novia?
—Sí —mentí y enseguida ella se había alejado de
mí.
Luego me había quedado mirando a la pandilla
como si fueran bichos raro y ellos lo notaron enseguida. Se fueron apartando un
poco de mí y siguieron con lo suyo. Yo intenté no separarme de Mery en toda la
noche lo que ella respondía con resoplidos. Hacía tiempo que había perdido de
vista a Álex y esperaba que no estuviera haciendo ninguna tontería, como
emborracharse o liarse con una humana. Si su padre se enterara podría caer la
ira de Zeus sobre la Tierra, y eso no sería especialmente bueno para nadie.
De repente alguien salió de las sombras del
descampado y cogió a Mery en brazos. Ella no se sorprendió para nada y en vez
de chillar (que es lo que yo hubiera hecho) rió muy fuerte.
—Vamos, bájame —le dijo muy cerca del oído. Tan
solo por el roce pensé que sería su novio o un amigo con derecho a roce.
El chico la bajo con nada de cuidado y la agarró
por la cintura. Claramente amigo con derecho a roce. Mery le dijo algo al oído
y se acercaron a mí. Él tenía el pelo muy negro, como el carbón, y los ojos
verdes como la esmeralda. También tenía una cara muy fina y un cuerpo
musculoso.
—Charlotte, te quiero presentar a Marcos.
¡Marcos! El chico de la piedra y lo tenía justo
delante de mí. Que ganas tenía de meterle las manos en los bolsillo, encontrar
la piedra e irme. Sin embargo sabía que no podía exponerme delante de tanta
gente.
—Marcos y yo tenemos una de esas relaciones difíciles
—continuó explicándome Mery.
¿Relación difícil? No tenía ni idea de que me
estaba hablando y al parecer Marcos se dio cuenta porque enseguida me lo
explicó.
—Sí. Se puede decir que yo me tiro a Mery cuando
quiera y ella no se queja. En realidad me pide <<más>>. Una
relación difícil.
—¡Marcos! —Mery estaba totalmente colorada y le
estaba perforando el brazo a Marcos con los golpes, aunque él ni se inmutaba.
Él rio a carcajadas y yo lo miré con la boca
abierta.
—Le he dicho la verdad —replicó—. Yo me voy a
beber algo por ahí. ¿Os venís?
—Luego te buscamos —dijo alegremente y dejó que
él se fuera.
Vale, voy a ir resumiendo. El chico al que tengo
que quitarle la piedra estaba en una “relación difícil” con mi compañera de
piso y encima tenía que aguantar al hijo de Zeus que vino “accidentalmente”
conmigo a la Tierra. Espero que no me costara tanto conseguir la primera piedra
como pensaba que me iba a costar esta.
En ese tiempo en que yo iba resumiendo Mery me
había arrastrado, literalmente, aun espacio que se encontraba vacío.
—¿Qué te parece? —me preguntó.
—¿Qué me parece qué?
Ella puso los ojos en blanco y puso los brazos
en jarra.
—Pues Marcos —lo dijo como si fuera obvio— Está
como un tren.
Cada vez me sorprendía más del vocabulario que
utilizaban. “Está como un tren”, “es un bombón”… personificación en toda regla.
—Claro… —dije en un susurro— ¿Pero tenéis algo
serio?
—¿Serio? No, claro que no. Solo somos follamigos.
Otra palabra para mi vocabulario. Y esta me dejó
con la boca abierta. Dentro de poco escribiría un diccionario, manual para
antes de bajar a la Tierra.
Marcos llamó a voces a Mery para que se acercara
y ella naturalmente, lo hizo, y me dejó sola. Marcos cogió de nuevo a Mery por
la cintura y la alejó mientras agitaba el vaso lleno de un lado para otro. El
beso que le dio en los labios a Mery no me pareció de una relación con derecho
a roce. Me olvidé de ellos en cuanto Álex apareció por detrás de mí para
asustarme.
—Ni se te ocurra —le advertí, adelantándome a
sus pasos.
—Eres muy sosa, Harmonía —replicó con un
suspiro— ¿Qué tal te ha ido? A mí me ha ido genial. He conocido a muchas chicas
muy hermosas y…
—Baja de ahí arriba, casanovas —dije mientras
que le pasaba la mano por delante de la cara—. Para empezar ve olvidándote de
cada una de ella.
—No pienso hacerlo.
Yo lancé una gran carcajada.
—No te preocupes ya lo hará tu padre —y lo dejé
solo con la boca abierta y perplejo.
Después de una horas dando vueltas por ahí, sin
hacer nada y que la música sonaba ya como martillos en mi cabeza, pude volver
al apartamento de Adele. Por supuesto Mery se había quedado con Marcos,
haciendo lo que según ella ya yo sabía.
En cuanto llegamos al apartamento, Adele nos
recibió con una taza de chocolate caliente para cada uno, que saboreé todo lo
que pude antes de caer rendida en la cama, sin ni siquiera quitarme la ropa ni
los tacones.
—¿Crees que mi padre estará enfadado? —preguntó
de repente Álex que se encontraba en la cama de al lado.
—La ira de Zeus caerá sobre ti y serás castigado,
Heracles —dije burlándome de él.
Él se dio la vuelta en la cama dándome la
espalda.
—Lo digo en serio.
—Yo también —dije antes de quedarme dormida.
Álex se
encontraba tumbado en el suelo, justo bajo una farola que iluminaba su cuerpo al
completo, y a su alrededor había un charco con un líquido rojo brillante. Su piel
se encontraba muy blanca y cuanto más me acercaba para verle, más podía percatarme
de que tenía una expresión muy dulce en la cara, pero la situación en la que se
encontraba no era nada dulce, era terrorífica.
Me agaché a su lado derecho, manchando los
vaqueros de sangre e intenté despertarlo, reanimarlo.
—Ni
siquiera lo intentes, no tiene pulso —susurró alguien desde la oscuridad.
En
cambio, yo seguí intentándolo. Seguí dando golpes muy fuertes en su pecho. No estaba
sirviendo para nada, la herida en el costado derecho cada vez que apretaba, esparcía más sangre, que me mojaba la camisa blanca.
—No lo
sientes —de nuevo era la misma voz— No estás triste por su muerte.
—¡Sí lo
estoy! —grité eufórica.
En
realidad no lo sentía. No sentía su muerte. Por muy egoísta y rastrero que
pareciera no lo sentía.
En un
reflejo vi como un párpado de Álex se movía pero sería una pequeña ilusión, con
toda la sangre que había ni siquiera un inmortal podría haber vivido.
—Yo
podría haberlo evitado, pero no lo hice —la voz se encontraba cada vez más
cerca de nosotros e hizo que se me erizara el pelo.
Y de
repente un mar de lágrimas salieron de mis ojos y se dejaron caer por mi cara
hasta aterrizar en el jersey de Álex.
—No iba
a cometer el mismo error dos veces —podía distinguir la silueta de alguien en
la oscuridad que se acercaba cada vez más— No pensaba enamorarme de un humano
de nuevo, eso me supondría una muerte segura.
Me armé
de valor y me levanté. Las piernas me flaquearon y tuve que apoyarme en la
farola.
—¿Quién
eres? —dije en un susurro.
Por fin
la sombra escondida dio un paso, dejando que la luz que emitía la farola en la
que yo me apoyaba, la iluminara, porque era una chica y la conocía muy bien.
Mery se encontraba justo delante de mí, con un pequeño cuchillo en la mano y
con una expresión de satisfacción el rostro.
Mucho
odio recorrió mi cuerpo en un segundo y me abalancé sobre ella. Ella fue mucho
más rápida que yo y sin pensarlo me clavó el mismo chuchillo en el mismo sitio
en el que se lo había clavado a Álex. Lo último que escuché fue una
carcajada llena de maldad.
Me desperté con el corazón en un puño y con la
respiración acelerada. Lo primero que hice fue tocar mi costado derecho y mirar hacia el lado donde Álex se encontraba
dormido. Todo estaba bien. Tan solo había sido una pesadilla.
Miré alrededor de la habitación y corazón me dio
un vuelco al encontrar a Adele sentada en el sillón que había al lado del
armario.
—¡Qué susto!
—Lo siento —se disculpó la anciana— No pretendía
asustarte, Harmonía. Como hablabas me acerqué para ver que estabas bien y
resultó que tenía una pesadilla.
Me quede un tiempo en silencio y luego dije.
—¿Cómo me ha llamado?
Y como siempre, siento el retraso al publicar el capítulo. Espero que la espera merezca la pena y me contéis que os ha parecido :)
Me has dejado con la boca abierta. Vayamos por partes.
ResponderEliminarPOR FIN TENEMOS A MARCOS. Creo que pasará lo mismo que ocurrió con Sam, aunque preferiría que Harmonía no rompiera más corazones cuando se despida :( Álex me cae bien. Es el típico chico adolescente, pero que como nunca antes ha estado en la Tierra, es un niño muy inquieto. No le culpo.
Mery, ¿qué haces? ¿Cómo puedes entrar en los sueños de Harmonía? ¿De verdad era un sueño o era una visión o algo por el estilo? Me pregunto que será esa chica en verdad y qué rtelación tiene con todo esto... Y creo que tiene que ver con el tatuaje raro que tiene, al igual que la abuela. ¿Cómo sabe el verdadero nombre de la protagonista? Me dan mal rollo...
Muy asdfghjk llevaba tiempo esperando más capítulos :) Un beso <3
Pobre Harmonía, sí que se metió en un ambiente complicado... Pobre Alex, está re emocionado por conocer el mundo humano xD ya me esperaba que las chicas lo persiguieran, igualmente.
ResponderEliminarAsí que ese es Marcos... Por lo menos este tipo no va a ser complicado como la otra vez, considerando que Mery no es del agrado de la prota y el tipo es un grosero.
Lo del sueño me dejó con los ojos como platos... Al que se le ocurra matar a Heracles, lo mato. Me pregunto qué serán Mery y Adele, porque humanas seguro que no...
¡Me encantó el capítulo! Esper con ansias el próximo.
¿Qué? ¿Cómo lo sabe Adele? Me has dejado con la boca abierta...
ResponderEliminarAhora mismo voy a leer más.
Siento no haberme pasado por tu blog antes, es que he estado un poco ocupada.
Un besoo