No tenía ni idea de por dónde iba. Creía haber doblado la misma esquina
cuatro veces. No tenía que haber querido volver sola. Me había perdido.
—¿Perdida? —dijo alguien a mi espalda.
Me giré e
redondo y vi a un chico parado frente a mí con una expresión divertida en la
cara. Tenía la mima edad que yo pero era muy alto. Tenía el pelo negro como el
carbón y era muy blanco. Como yo.
—No. Tan solo no sé llegar —respondí con sarcasmo.
—Eso es estar perdido —replicó— Hola, soy Heracles, hijo de Zeus —se presentó
ofreciéndome la mano.
—Harmonía, hija de Afrodita. —dije aceptándole la mano.
Me observó detenidamente y luego empezó a andar. Yo le seguí.
—No te he visto mucho por aquí —comentó sin mirar atrás.
—He estado un tiempo en la Tierra.
Se paró de repente y se giró muy rápido dejándome sorprendida.
—¿Has estado en la Tierra? —preguntó incrédulo.
—Sí, pero no me acuerdo de nada —respondí.
Resopló y siguió andando, perdiendo el interés en mí. Yo lo seguía a paso
lento por detrás. No sabía a dónde íbamos pero no nos podíamos perder más y si
lo hacíamos, no lo haría sola.
—Entonces es como si no hubieras estado —dijo al rato— ¿Y por qué no te
acuerdas de nada?
—Tu padre me ha borrado la memoria —respondí asqueada.
—Suele hacerlo. Y seguro que delante de todo el Consejo —acertó— Odio esas
reuniones.
—¿Has estado en alguna?
—Sí, en unas cuantas —respondió—. Sobre todo antes de que llegara Clark.
Paró delante de una puerta. Esta no era doble y ni tan grande como la de la
sala. Me sonaba aquella puerta.
—Esto es el comedor —repliqué.
—Claro, tengo hambre —dijo mientras abría la puerta—. Además no me has
dicho donde querías ir.
—Da igual. Yo también tengo hambre —confesé entrando con él.
El comedor siempre había sido un lugar en el que me gustaba estar. Rodeada
de gente, con el calor que desprendía la cocina. Me sentía a gusto. Esta vez
había poca gente dentro. Tan solo se encontraban los cocineros y algunos más.
En cuanto entramos todos se fijaron en nosotros. Más bien, en mí. “La chica que
ha bajado a la Tierra” “La que recuperó la piedra para su madre” “Creo que le
acaban de borrar la memoria. Era lo mejor”. Cuchicheaban.
Heracles
encontró una mesa al fondo y se sentó en una de las sillas. Yo me senté en
frente.
—¿Qué te traigo? —me preguntó.
—Lo que quieras —dije y se levantó dejándome sola en aquella mesa tan
grande.
Me sentía observada. Paseé la mirada por la habitación y exactamente, todo
el mundo me miraba. Me abracé de nuevo a mí misma. Antes de que pudiera soltar
un seco: “¿Qué estáis mirando?” Heracles se sentó de nuevo. Llevaba consigo dos
bandejas. Las dos tenían el mismo contenido. Un plato de algas. Era lo que más
apetecible había por aquí. Lo cogí con desganas y empecé a comer. Heracles me
miraba cada vez que me metía un trozo de alga en la boca.
—¿Bajarás de nuevo a la Tierra? —preguntó mientras cogía un alga de su
plato.
—Sí —dije con la boca medio llena— Para conseguir la segunda piedra.
—¿Dónde irás esta vez? —soltó el tenedor y apoyó los codos en la mesa— Yo
querría bajar también.
—No creo que te dejen —respondí.
Aún no sabía dónde me llevarían para conseguir la piedra. A lo mejor de no
haber dejado sola a mi madre en aquel pasillo no me habría perdido, no habría
conocido a Heracles y ahora mismo estaría bajando a la Tierra.
—Ya —sonaba indignado— ¿Quieres volver a la Tierra?
—¿Para qué? —respondí— ¿para qué tu padre luego me vuelva a quitar los
recuerdos?
—Pero esto lo haces por tu madre, ¿verdad?
—Sí —dije ya cansada del interrogatorio. Ya me estaba terminando la comida
y en seguida podría salir de allí.
La puerta del comedor se abrió y una ráfaga de viento entró a la misma vez
que mi madre entraba. Se la veía enfadada. Buscó con la mirada en alguien y se
fijó en mí. Avanzó a paso ligero por la sala y se sentó a mi lado.
—Es la hora —me dijo y yo ni siquiera la miré. Me levanté de la silla
haciendo un ruido espantoso.
—¿La van a bajar ya a la Tierra? —preguntó entusiasmado Heracles. Parecía
que tenía cinco años en vez de mi edad— ¿Puedo ir a ver como lo hacen?
Mi madre notó su presencia y lo miró. Sabía que no le iba a responder y que
iba a ignorarle, pero no fue así. Le dijo que sí. Que podía acompañarnos. Yo no
rechisté y atravesé la sala con paso decidido.
Y después de
varias vueltas y esquinazos entramos en la misma habitación que había estado
antes de ir a Hawaii. El trono que seguía allí había cambiado de color y justo
a su lado había una mesa alta en la que se encontraba el mismo libro que la
otra vez.
Heracles iba
por detrás nuestro muy emocionado. Esperaba que no hiciera ninguna tontería. Mi
madre se sentó en el trono y abrió el libro por una página.
—¿Y dónde la enviarán? —habló Heracles por mí.
Mi madre lo miró un segundo y volvió a fijar la vista en el libro
—Londres —respondió secamente.
Yo me encontraba ya a escasos pasos del trono, en un círculo que formaban
las baldosas del suelo. Heracles se encontraba justo a mi lado, pero fuera del
círculo.
—¿Nombre? —dije
—Marcos —me dijo mientras cerraba el libro.
Y empezamos. Ella comenzó a recitar palabras y texto en otro idioma, que yo
no conocía. Todo se estaba volviendo como la última vez. Negro. Esto me recordó
al tiempo que he estado en “coma”. ¿Podría pasarme al revés? Quedarme en coma
en la Tierra, quiero decir.
Todo se distorsionaba a mi alrededor y Heracles me miraba con ojos como
platos.
—¡¿Qué estás haciendo?! —oí gritar a mi madre.
Heracles me
había agarrado de la mano justo en el momento que todo se desvanecía. Supe en
seguida que ocurría. Él se estaba desvaneciendo al igual que yo. Bajaría
conmigo a la Tierra.
La
habíamos liado.
¡Heracles estará con Armonía! ¡En Londres! Pues yo pienso que debería ir, así ella no estaría tan sola en algunos momentos y la ayudará a recuperar la segunda piedra. UIIUIUI ¿Marcos? No suena muy de Londres.
ResponderEliminarHoli, tienes un premio en mi blog :)! http://antelitem.blogspot.com.es/2013/09/mas-premios.html
Eliminar¿Heracles y Harmonía juntos en la Tierra? No pinta bien...
ResponderEliminarHa estado muy interesante. ¡Espero leerte pronto!
Oh dios mío, este Heracles es un poquito impulsivo, parece xD. Igual me cayó muy bien. Pero bueno, al menos va a ser una buena compañía para Harmonía, con todo lo que (seguramente) va a tener que pasar... mejor que no esté sola.
ResponderEliminar¡Me gustó mucho el capítulo! Espero con muchas ansias el próximo.
¡Hola! No olvides pasarte por mi blog Juego de Cartas el día 1 de octubre, tendrás un premio esperándote ^_^
ResponderEliminarUn beso! ♥