martes, 13 de agosto de 2013

Capítulo 8




—¡Nos vamos de compras!
Acababa de entrar en la habitación y Helena estaba de espaldas a mi, preparando unos de sus bolsos. Yo me quedé en la puerta mirando su figura, pensando en todo lo que la iba a tener que hacer sufrir.
Ella se dio la vuelta para mírame y se quedó mirando mis ojos unos segundos antes de atravesar la habitación muy rápido y darme un gran abrazo.
Cuando estaba abrazándome pude fijarme en uno de los espejos y vi que tenía aun los ojos hinchados y llorosos. Me quité los restos de las lágrimas con la manga justo después de que Helena me soltara.
—¡Eh! ¿Qué ha pasado? —dijo mientras buscaba un pañuelo en su bolso y me lo tendía
Me senté en la cama y empecé a repasar en todo lo que había pasado en un momento
—No pasa nada Helena. Sam y yo lo hemos dejado. Bueno hemos dejado lo que tuviéramos —expliqué dándome cuenta que Sam y yo ni siquiera habíamos empezado a salir.
—¡Charlotte,  lo siento! ¿Sabes qué? Te voy a comprar un vestido con el que vas a conquistarlo de nuevo esta noche —me animó pero yo ya no tenía ganas ni de esa fiesta.
No quise desanimarla y dejé que me comprara un vestido para esa noche. Ella quiso que esa noche yo fuera la estrella, que destacara para Sam, pero lo que yo menos quería en ese momento era destacar.
También me llevó a comer para así poder hablar las dos tranquilas
—¿Me contarás qué ocurrió? —preguntó mientras cogía la carta y la ojeaba por encima— Creo que pediré macarrones, ¿y tú?
—¿Qué? —dije confusa. Había estado mirando mi móvil todo ese tiempo. Sam me había dejado 4 llamadas perdidas.
—Charlotte, aterriza —ella chasqueaba los dedos delante de mi cara y me quitaba de repente el móvil— Hoy nada de móviles
Pero aun así, lo desbloqueó y miró las 4 perdidas de Sam. Volvió a mirarme muy seria.
—Llámalo. Estoy segura de que quiere arreglarlo contigo —volvió a ofrecerme el móvil con la condición de que lo tenía que llamar. Ahora.
—Pues me voy fuera. Ahora vuelvo —salí a la terraza que tenía el restaurante y me senté sola en una de las sillas.
Helena me miraba desde el cristal, así que cambie de silla quedándome de espaldas a ella.
No pensaba llamar a Sam, no lo haría. Toqué el collar para darle la “buena” noticia a madre y me puse el móvil en la oreja para fingir.
“¿Charlotte? Dios mío, menos mal” —gritó, pero al gritar empezó a toser muy fuerte— “Dime que has conseguido la piedra”
“No” —dije muy flojito— “Algo raro ha pasado y por eso no la tengo ya”
“¿Cómo que algo raro? ¿Qué ha pasado?”
“Ese chico, Sam… No tenía la piedra. La busqué y no la tiene, madre” —expliqué detenidamente esperando los gritos de madre.
“¡Charlotte, ese chico tiene que tenerla! Es quien la recibió. Y si él no la tiene dime tú dónde está la piedra”
“La tiene Daniel, el novio de Helena. Se la he visto esta tarde y estoy segura de que era la piedra que busco madre”
“¿Pero quién es Daniel? Él no puede tenerla. La tiene que tener Sam, lo sé. Él es el verdadero portador” —se notaba que mi madre intentaba pensar en lo ocurrido.
“Entonces ya me dirás como es que la tiene otro chico” —le recriminé- “¿Las piedras se puede pasar de unos a otros?
“¡Eso es imposible! Hay algo que les une a la piedra y que es imposible de separar”
“¿Y qué es?” —el sueño que tuvo volvió a mi mente en cuanto madre dijo esa última frase, pero pensé que tan solo fue un sueño. Una pesadilla.
“Ahora mismo no puedo contártelo. El consejo me espera para una de esas reuniones”
“¿Os vais a reunir todos los Dioses?” —el asunto era grave. Pocas veces se reunían todos los Dioses para discutir algo, y si ahora lo iban a hacer algo malo ocurre.
“Sí. Tendré que explicar todo lo que me has dicho y buscarán una solución temporal”
“Creo que esta noche tendré la piedra, si nada se complica.” —intenté animarla.
“Pues consíguela, hija, consíguela.”
Y el collar volvió a ser del mismo color mate que había sido. Se me había quedado dormida la mano con la que he estado sujetando el teléfono. Volví a dentro con Helena, la cual estaba ya comiendo el primer plato y justo en mi sitio se encontraba un plato de macarrones, que ella había pedido por mí
—Como he visto que tardaba he tenido que pedir por ti. Espero que te gusten los macarrones —explicó mientras bebía un poco de Coca-Cola.
—Sí me gustan. Gracias. —me senté justo en frente, dejé el móvil en la mesa y empecé a comer aunque no tenía apetito.
Las dos terminamos de comer y Helena insistió en pagar ella la comida. Volvimos a casa en silencio hasta que llamaron a Helena al móvil. Me dio una de sus sonrisas y le dije que respondiera. Se alejó un poco y sólo por el tono de voz con el que respondió supe en seguida que era Daniel quién la llamaba.
Yo seguía andando por las calles justo unos pasos más atrás que Helena, entonces mi móvil vibró en mi bolsillo. Lo saqué torpemente por no pararme y miré la pantalla. Era de nuevo Sam. Le volví a colgar. Si lo iba a ver esta noche,  que todo se resuelva esa noche.




El vestido que Helena me había comprado no era para nada discreto pero ella me había obligado a coger ese. Dijo textualmente que tenía que llevar ese vestido porque resaltaba mis partes…
Escote de pico que por una mano no me llega al ombligo. Espalda descubierta. ¿Longitud? Más arriba, muchos más arriba, de medio muslo. Y muy muy pegado a mí. Y añadimos los tacones de 12 centímetros que me acaba de pasar Helena.
—Helena, yo no voy a poder llevar esto —señalé los tacones.
Helena resopló en respuesta y me miró de arriba abajo. Yo ya tenía puesto el vestido color gris perla.
—Claro que podrás. Ese vestido sin tacones es una horterada. —ella seguía buscando en su armario algo que ponerse— Póntelos un rato por aquí para acostumbrarte.
Mi móvil volvió a sonar como ha estado haciéndolo todo esa tarde. Helena me había preguntado que quién llamaba tanto y yo le respondía que era Sam y que quería hablar conmigo. Ella me miraba con mala cara y resoplaba de nuevo antes de dejar el tema de las llamadas. Deje que sonara y luego se calló.
Después de una hora, más bien dos horas, ya estábamos listas y Daniel nos esperaba abajo.
—Estás preciosa —Dijo mientras agarraba de la mano a Helena— Tú también estás preciosa, Charlotte. Un poco provocativa, ¿no crees?
—No está provocativa. Tan solo va a recuperar a Sam —puntualizó Helena y yo desvié la mirada hacia otro lugar.
El camino en tacones es lo peor que podía haberme pasado. No habíamos llegado a la discoteca cuando ya me dolían los pies. Maldita Helena, me dijo que eran cómodos. Como si llevara planos. Já.
Nos dejaron pasar a dentro y aquello ya estaba a rebosar de gente. Helena y Daniel fueron a la barra a pedir algo y yo me dejé caer en uno de los sofás de por allí.
—Has estado evitándome.
Di un salto en el sofá y me di la vuelta para encararme a Sam. Allí estaba él, junto a mí. Iba con un vaquero y una camisa color coral como mis tacones.
—Pero has venido. —dijo juntando las cejas— Y  espero que ese vestido no sea para mí.
—Por mi parte no. Por parte de Helena, sí —empecé a buscarla con la mirada pero había demasiada gente.
—Bueno da igual —dejó la copa en la mesa, me cogió por los hombros he hizo que lo mirara— Voy a ayudarte a conseguir la piedra y me da igual lo que digas.
Y tuve que callarme.

** 

Siento muchísimo no haber puesto el capítulo antes, pero he estado súper liada y no he podido escribir muy a menudo :( Espero que me perdonéis y que sigáis leyendo mi historia.
Besitos <3

4 comentarios:

  1. ¿Daniel? ¿En serio?
    El capitulo ha sido muy chocante. La única pega que te digo es que la reacción de Sam no me ha sido muy convincente. Es como si él ya lo supiera todo y no le importara que Charlotte fuera de otro mundo.
    Me has dejado con ganas de más. ¿Ahora ella romperá la relación de Helena y Daniel para que pueda conseguir la piedra o no hace falta? ¿Y de verdad que esa es la piedra que está buscando o es otra, normal y corriente? Aish, muchas preguntas sin respuestas :(

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    1. He de decirte que yo también he visto rara la relación con Sam. Quiero rescribirlo pero más adelante :)

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  2. ¡Me encantó el capítulo!
    Agh, ¿entonces se peleó con Sam por nada? ¿Por qué las cosas tienen que ser tan complicadas? Encima, si la tenía Sam se la podía sacar, pero a este chico... ¿Cómo se supone que le meta la mano en el bolsillo al novio de su mejor amiga? ¡Ya quiero saber qué pasa! Esepero saber de tu historia pronto, que me muero de la intriga.

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  3. Wow, sí que es impactante... Me ha encantado, espero volver a leerte :))

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