martes, 13 de agosto de 2013

Capítulo 7




Empecé a dar vueltas por el jardín, asustada. ¿Todo lo que había conseguido hasta ahora no servía para nada? Y después de la llamada de mi  madre estoy más preocupada aun. No quiero haberme equivocado de persona.
¿Me puedes explicar qué te pasa? preguntó Sam que me seguía con la mirada.
No le respondí.
De qué piedra me estás hablando? siguió insistiendo— ¡Joder Charlotte, quieres responderme a algo!
¿Qué le digo? ¿Qué vengo de otro mundo a recuperar una piedra que se supone que él debe tener por fuerza y que le da la vida? No suena muy creíble pero si tuviera la piedra sabría de qué le estoy hablando.
Paré de dar vueltas por el jardín y quedé en frente de Sam. Fijé mi mirada en la suya y le dije muy lentamente y calmada:
Deberías tener una piedra que me pertenece.
¿Qué tipo de piedra? ¿Una piedra cualquiera? su mirada hacía mí se hizo más profunda.
No. Es una piedra preciosa. Exactamente una amatista. Son lilas y muy brillantes. –le expliqué.
Yo no tengo ninguna piedra preciosa. Y menos la llevo encima. ahora me miraba con desconfianza ¿Tan importante es para ti?
Ahora mismo, pues sí. La necesito urgentemente volví a empezar a dar vueltas.
Yo puedo ayudarte a encontrarla se ofreció.
Se había levantado de la hamaca y se posó delante de mí haciendo que tuviera que parar de andar.
No, lo siento. Ya sabes demasiado y se supone que solo yo debo saber mis objetivos en la Tierra.
¿No eres de este planeta? en su cara se reflejó una expresión de asombro.
Estoy hablando más de la cuenta.
Sam me acercó más a mí y me cogió de las muñecas. Hizo que levantara la mirada y me fijara en él.
Déjame ayudarte. Es lo menos que puedo hacer insistió Sabes que estoy aquí por ti. Estamos juntos.
Sam… yo… tartamudeé sin saber cómo decirle que había estado actuando todo este tiempo. Si él no tiene la piedra lo nuestro no debía seguir adelante.
Ah, claro. Estabas actuando, ¿verdad? No sientes nada por mí. Todo ha sido por esa piedra dijo leyéndome la mente. Dolía. Que dijera eso duele, pero era la cruel realidad y debía aceptarla.
Lo siento, de verdad que lo siento pero tenía que hacerlo. Espero que me perdones. –me incliné y rocé mis labios con los suyos.
¿De verdad que cuando te besé en la playa no sentiste nada?
-Claro que sentí algo, fue precioso dije y no me olvidaré de aquello pero…
Pero todo ha sido una mentira. Y ahora tendrás que ir detrás de otro chico hasta conseguir la piedra y marcharte sin más. Ahora mismo me sentía muy mal ¿Sabes que esto duele, Charlotte?
Claro que lo sabía. También me estaba doliendo a mí. Pero no sabía que aceptar esto fuera a deparar a todas estas consecuencias.
Que estuvieras conmigo por conveniencia y que…
¿¡Y qué quieres que hiciera!? Estoy aquí por una razón. No estoy aquí de vacaciones. Ya te he pedido perdón por el daño que te he hecho pero no eres el único que se encuentra dolido acabé de hablar y tuve que tomar aire. Lo había dicho todo de carrerillas y sin pensar.
Sam no dijo nada. Tan solo me dio la espalda y empezó andar hacia el interior de la casa, dejándome sola en el jardín.
Antes de llegar a la cristalera se dio la vuelta, me miró y me dijo:
Vete, por favor. Necesito estar solo. se me rompió el alma ver que unas lágrimas asomaban por esos azules ojos.
Sam lo llamé intentando que volviera a mí.
No me miró de nuevo y entró silencioso en la casa. Me quedé sola en medio del gran jardín. Estaba muy pálida y me entraron náuseas. Salí de la casa por la puerta trasera y me dirigí a ningún lugar en concreto.
Después de haber estado andando un tiempo, pensando en todo lo que había ocurrido, paré en un parque. Allí me senté en una banco y rompí a llorar. No me di cuenta de que había alguien sentado a mi lado hasta que habló
¿Charlotte?
Levanté la cabeza, con los ojos rojos e hinchados de llorar, para ver quién  era mi acompañante.
¿Estás bien? ¿Qué te ocurre? era Daniel, el novio de Helena. Iba vestido con un chándal y una bolsa de deporte.
No es nada mentí mientras me secaba las lágrimas con la manga de la camisa.
¿Has discutido con Sam?Daniel apoyó su mano en mi hombro y me ofreció un pañuelo que acepté No te preocupes lo arreglaréis. Se os veía muy bien juntos y por fin Sam tenía una novia que me agradaba.
Sam y yo lo hemos dejado solté. Daniel quitó el brazo de mi hombro Bueno, lo he dejado yo.
¿Qué ha pasado? Acabáis de empezar a salir.
No estaba segura de que funcionara volví a mentir y recordando todo lo que había pasado esta tarde comencé a llorar de nuevo.
No llores. No sé consolar mujer porque más bien nunca me he tenido que enfrentar a ninguna dijo para intentar animarme.
Levanté la cabeza y le miré a los ojo. Sus ojos, tan oscuros como su pelo, me expresaba apoyo. Le agradecí que estuviera aquí cuando en realidad casi no me conocía de nada.
Esto era lo que me gustaba de algunos humanos. La preocupación por otros sin esperar nada a cambio.
Dejé de llorar, por él, porque no sabía cómo hacerme sentirme mejor y porque estaba intentando consolarme de algo que en realidad no había ocurrido.
¿Estás mejor? me preguntó con su mejor sonrisa.
Sí. Muchas gracias por estar aquí conmigo, Daniel.
Por la amiga de mi novia, lo que sea. dijo y me guiñó un ojo.
Los dos nos íbamos a levantar del banco, pero cuando él fue a levantarse algo en el bolsillo de su pantalón brilló con mucha intensidad. Creí que estaba alucinando y que me había equivocado con las llaves que todo el mundo suele llevar en los bolsillos.
Cuando él ya estaba de pie me fijé de nuevo en el bolsillo para asegurarme y pude distinguir la forma de una piedra dentro de éste. No pude levantarme y me quedé sentada. Ausente hasta que Daniel me tendió la mano que me ayudó a levantarme por fin.
Charlotte, tengo que irme a entrenar. No llores más, pero si lo haces quien sabe consolar mejor que yo es Helena me dijo mientras que me daba un abrazo.
Pues ya nos veremos entonces más me valía volver a verlo.
Mañana por la noche hay una fiesta. Helena vendrá así que tú no podrás faltar dijo mientras miraba su reloj ¡Qué tarde! Me voy que no llego
Y salió corriendo y yo quedé mirando la figura que desaparecía por el parque. Volví a sentarme en el banco con la mirada perdida.
Era él quien tenía la piedra. Daniel tenía la piedra, no Sam. ¿Pero por qué?

5 comentarios:

  1. ¿La va a ayudar a recuperar la piedra? ¿Cómo que Sam lo sabe? ¿Si es el portador, por qué no la tiene él? ¿Que habrá hecho Daniel? asdfghjkl No me dejes así!!!
    Un beso enorme :)

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  2. No pasa nada por la espera, este capítulo ha sido yo creo que de los que más me ha gustado, está genial escrito.
    Eso sí, me has dejado con una intriga... Estoy como Alba, más o menos, jajaja
    Espero leerte pronto :))

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  3. Pobre Charlotte, tiene una amiga un poco particular xD o será que la particular es ella xD. Parece que el asunto se está poniendo serio, para que haya una reunión de dioses... estoy segura de que van a poder recuperar la joya. O al menos así lo espero con muchas, muchas ganas.
    Sí que estaba vestida para conquistar, aunque yo no hubiese sido capaz de ponerme ni el vestido, olvidate de los tacones xD. ¿...y cómo se supone que la ayude?
    Me encantó el capítulo, está precioso <3 y espero con muchas ganas el próximo.

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  4. Me encanta tu blog, el diseño es sencillo y muy bonito, y la historia original e intrigante.
    No entiendo como Sam no tiene la piedra y como ha llegado a Daniel. Me gusta el personaje de Helena, la encuentro muy simpatica y alocada. Pobre Charlotte, caminar con tacones es de lo peor del mundo.
    Otra cosa que me pregunto es que le pasa a Afrodita y que es eso tan grave que está pasando que hace que los dioses se tengan que reunir.
    Espero que subas pronto el siguiente capítulo.
    Un beso

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